Estamos viviendo una época de incertidumbre, en la que parece que el modelo económico de los últimos años no da más de sí y necesitamos impulsar nuevas ideas o maneras de gestionar que nos lleven a la construcción de un nuevo modelo acorde con las nueva coyuntura económica.
Parece que entre las características de la nueva dinámica económica, se tendrá que definir un modelo más flexible, más eficiente, más global, más interconectado y sobretodo diferencial e innovador, y es por ello que los discursos públicos lanzados desde diferentes ámbitos (políticos, económicos, sociales o empresariales) tanto del ámbito nacional como del internacional, se llenan de conceptos vinculados a estas nuevas demandas, y donde el más repetido es el de la innovación.
La innovación se ha convertido en el “comodín” o el “trending topic” que está en boga en la actualidad y si alguien se precia de considerarse “gurú” dentro de cualquier ámbito de especialización tendrá que manejar “la innovación” dentro de su argumentario como “santo grial” que nos ayudará a superar todos nuestros males.
Y no seré yo es que me posicione en contra de la innovación como uno de los fines del nuevo modelo, pero lo que sí que quiero puntualizar es que no se podrá llegar a ella si no se impulsa el modelo de gestión de personas, un modelo alineado con este fin y en el que no haya fisuras o contradicciones.
Lo que realmente sería necesario es hablar menos de conceptos teóricos y diáfanos de contenidos y comenzar con la construcción de las bases o los medios para llegar a esta innovación que tanto necesitamos y ansiamos.
Y para clarificar esta senda que tenemos que desarrollar me gustaría plantear que para que la innovación se convierta en la principal palanca de transformación de las organizaciones es fundamental que invirtamos en las personas.
Se me hace tremendamente complicado entender que una organización o un país en su conjunto planteé como solución que su modelo productivo tiene que estar vinculado a la innovación pero siga permitiendo acciones y políticas centradas en un modelo de gestión de personas centrado en la gestión del gasto y la desinversión y no en la inversión y la gestión con miras y centrada en el largo plazo.
Por lo tanto si realmente creemos lo que decimos luchar por alcanzar la innovación significará:
- Identificar a las personas adecuadas, tanto en el mercado como en el interior de las organizaciones, construyendo canteras de talento, y no permitir que por la falta de salidas y proyectos profesionales cantidades ingentes de personal formado y preparado tenga que buscar su futuro profesional en otros países que si se creen esto de la innovación.
- Potenciar las habilidades y conocimientos, invirtiendo en ellas dentro de un ciclo de mejora continua, en el que los resultados adecuados se alcanzan de manera más fácilmente en función del grado de inversión destinado al capital humano, ya que con la crisis se ha reducido de manera contundente las inversiones en capital humano.
- Generar un ambiente proclive a la innovación, en el que no solo los aspectos cuantitativos se tengan en cuenta, sino que se busque la integración de intangibles como el compromiso, la motivación del personal o incluso la búsqueda de la felicidad.
- Desarrollar una cultura adecuada a la generación de nuevas ideas y con un modelo de gestión en el que los gestores de equipo impulsen y no paralicen o coarten la innovación.
- Alinear las políticas y procedimientos de RRHH con el objetivo real, para conseguir que el adn se ejecute de verdad en la organización, así por ejemplo si tenemos un modelo de retribución variable se tendrá que vincular a objetivos centrados en aspectos propios de la innovación, o dentro del modelo de competencias, las mismas tendrán que exigir y evaluar aquellas que potencien las que ayuden a cumplir este nuevo modelo de innovación.
No pretendamos que nuestras organizaciones y nuestra sociedad innove si no vinculamos este objetivo con la inversión en el medio que nos proporcionará llegar a este objetivo, “las personas” que son y serán siempre el motor del cambio y para innovar necesitamos de esta materia prima en la que se podemos encontrar: Ideas + motivaciones + reflexión + capacidad de mejora + confianza para convertir nuestras necesidades en realidades tangibles.
Hola José Luis. Me ha encantado tu post, como siempre. Suelo colgarlos en la intranet de mi empresa, pero para eso necesito que en este corrijas algo: creo que te has dejado un no «Desarrollar una cultura adecuada a la generación de nuevas ideas y con un modelo de gestión en el que los gestores de equipo impulseN y NO paraliceN o coarten la innovación»
Rosa muchas gracias por tus comentarios y por las correcciones! Lo cambio encantado y más encantado aún que lo utilices! Un cordial saludo.
Bastante de acuerdo contigo. A los políticos y dirigentes se les llena la boca con la palabra innovación pero realmente no se ponen los medios para que ésta se lleve a cabo. Innovar requiere de una inversión humana y de capital. Y las personas requieren del entorno y la confianza adecuados.
Gracias por tu comentario, la verdad es que necesitamos de las capas altas tanto del mundo de la política como de la empresa una mayor visión a medio y largo plazo de las decisiones que se tomen, actualmente se juega con las repercusiones del corto plazo y se trata de apagar fuegos y no de buscar soluciones reales que se consoliden en el medio y largo plazo.
Muchas gracias por tu comentario.
Un cordial saludo.