Nos encontramos de lleno en el paradigma económico del conocimiento, en el que el factor tecnológico es más importante y el factor humano tiene que ser diferencialy aportar valor para no ser sustituido por procesos automatizados.

Muchos podemos tener miedo ante si una nueva máquina o un programa pueda sustituir nuestro día a día en nuestras empresas, por ejemplo, ¿Quién pensaba hace 5 años que puestos administrativos podían no ser necesarios con asistentes virtuales que gestionan agendas, cierran billetes o nos avisan a través de la inteligencia artificial de aspectos claves de nuestro día a día?

Aquellos que niegan la realidad y el avance imparable de la tecnología sólo deciros que lo tenéis complicado y que “DE MOMENTO” todos aquellos que tengan un componente repetitivo que pueda entrar dentro de un algoritmo podéis empezar a pensar en que una máquina lo podrá hacer mejor que vosotros “más rápido, durante más tiempo y más barato”.

Si no aportamos algo diferente, no impulsamos el cambio, ayudamos a crear nuevos caminos o creamos con nuestras acciones soluciones a largo plazo, adaptándonos a lo que se requiera, lo vamos a pasar bastante mal.

Seth Godin lo explica en su libro ¿Eres imprescindible?Ante este nuevo paradigma podemos asumir dos roles, ser piezas o ser ejes.

Si vuestra opción es ser una pieza, pensar que podréis ser sustituidos por otra pieza siempre que la matriz entre valor y coste de esa pieza salgáis peor que la pieza que os podrá sustituir y os aseguro que no podréis competir en eficiencia o en coste con un robot, un sistema o un algoritmo….

La otra opción es ser un Eje, alguien que no se conforma con hacer lo que se le pide, que repite un proceso o que busca en un manual o proceso las respuestas, sino que de manera proactiva aporta un valor diferencial con sus acciones.

Podéis pensar que esto de ser un eje suena etéreo, pero hacer un pequeño ejercicio, pensar en vuestro alrededor ¿No descubrir a alguien que no espere a que se le digan las cosas, al que la gente acude, que plantea alternativas, que se queja poco y que posiblemente esté metido en unas cuantas iniciativas de nuestra empresa?

Pues esa persona que tenéis en mente es un eje.

Godin explica por ejemplo como ante un hecho concreto como que una aerolínea nos cancele un vuelo, la mayoría de las personas gastarán sus esfuerzos mentales en quejarse y cabrearse y los pocos tratarán de no luchar contra este echo sino que buscarán alternativas para poder conseguir su objetivo de llegar al sitio planteado, esa es la diferencia entre la inmensa mayoría de personas que se seguirán quejando de que no se les sube el sueldo, que nos les promocionan pero que no moverán un dedo en entender que su problema está más allá ¿Realmente crees que estás siendo diferencial?

Si dudas, empieza a preocuparte no de que no te suban este año el sueldo, sino de si tu trabajo tiene sentido y tu estás siendo una pieza más que pueda ser sustituida.

Ser un eje no es fácil, exige APTITUD y ACTITUD, se tiene que entender no sólo el presente sino el futuro, ser cada de trabajar en la incertidumbre y ser resilientes ante los posibles reveses de la vida, pero nadie dijo que CREAR fuera fácil.

No nos queda otra, ya sea porque hemos nacido con el gen rebelde de tratar de cambiar nuestro entorno o porque entendamos que lo que hemos hecho hasta el momento no nos servirá por mucho más tiempo, pero la Realidad es que tenemos que posicionarnos y ser muchos más EJES para crear nuestras realidades que nos ayuden a todos a evolucionar.

Me quedo con una frase que me encanta y que refleja el cambio al que nos enfrentamos en plena revolución tecnológica, “Un trapecista tímido en un trapecista muerto”,la única manera de convertirse en un trapecista es saltar.

Así que ¿Quién salta el siguiente?

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