En momentos de decrecimiento económico se induce siempre a la reforma del mercado de trabajo laboral, pero únicamente identificando esta reforma con el ámbito privado, sin pensar que con esta se diferencian aún más las condiciones entre la esfera laboral privada y la esfera laboral pública.
Y yo me pregunto ¿Por qué en momentos como este, no se plantea desde ningún ámbito político una reforma del ámbito público, que repercuta en una mejor marcha de la economía?

Mientras que como consecuencia de la crisis económica los empleados de las empresas privadas se ven obligados a aceptar condiciones que reducen sus condiciones laborales entre las que se encuentran una perdida de poder adquisitivo, inseguridad en el empleo, mayor flexibilidad a la demanda del mercado de trabajo y una necesidad continua de formación para no quedarse apeados de su puesto de trabajo.
Los empleados públicos siguen creciendo en número, no son obligados a justificar su eficiencia laboral en el día a día y tienen asegurado de por vida su puesto de trabajo.
Si es cierto que la bajada de sueldos propuesta por el Gobierno para los funcionarios es un acto que reparte el peso de la recesión económica entre las dos esferas (pública y privada), ya que hasta el momento y ya van tres años de recesión económica los únicos afectados eran los empleados de empresas privadas, pudiéndose considerar esta reducción de sueldo un acto de solidaridad de este 20% de la población activa que se emplea al servicio de la sociedad, más si se considera que se encuentran dentro de una burbuja privilegiada que el resto de los trabajadores no poseen y que hasta esta semana les hacía totalmente inmunes a los efectos de los ciclos económicos.
También es cierto que estas medidas pueden servir para ahorrar unos miles de millones de euros en el corto plazo y sanear las cifras económicas actuales, pero la necesidad de una reforma del empleo público debería ser más ambiciosa, recogiendo a medio y largo plazo unos beneficios permanentes medidos en términos de eficiencia en los servicios prestados.

Se hace extremadamente injusto que como consecuencia de la inmovilidad para la reforma laboral del sector público, un gran porcentaje de valiosos funcionarios tengan que aguantar estoicamente las quejas y críticas de amplios sectores de la sociedad.
Siendo necesario apoyar mediante la transformación a estos empleados públicos que realmente quieren evolucionar y cambiar esa imagen de ineficiencia, demostrando a la sociedad tanto la lógica y la necesidad del empleo y de los propios servicios públicos.
Además sin esta reforma las corrientes liberales tendrán más argumentos a su favor para apoyar la privatización de los actuales servicios públicos, bajo la lógica de la eficiencia y de la reducción de costes para el Estado.
Así que el camino está claro, o se consigue la transformación o paulatinamente se comenzará a privatizar los actuales servicios públicos.

Publicado el 9 de Junio del 2010 en HRLab: El Laboratorio de RRHH http://hrlab.es/2010/06/09/17/