Cómo ocurrió con la búsqueda del Santo Grial por diferentes ordenes religiosas como la Orden del Temple por considerarlo el símbolo que guardaba la gran verdad, actualmente este símbolo siempre deseado y nunca encontrado es la motivación.
Si ponemos en google la palabra en inglés «Motivation» nos devuelve una cifra de 188 millones de entradas, si lo hacemos en castellano con el término «Motivación» son más de 21 millones de entradas, si lo acotamos a «motivación laboral» ya la cosa baja a la nada despreciable cifra de casi 6 millones, además existe una gran cantidad de libros sobre el tema, multitud de gurús centran sus discursos en los elementos que nos motivan y no nos motivan creando vinculaciones entre la motivación y otros aspectos de la vida, como la felicidad, el éxito personal y profesional, la salud o enfermedades, y existen modelos que se han convertido en referentes sociales y que son utilizados en diferentes campos de actividad ¿Quién no conoce? “La pirámide de las necesidades” de Maslow, “La teoría “X” e “Y” de Mc. Gregor, o la “Teoría de la Motivación” de Frederick.
Puf… parece que el tema interesa…. Pero y qué pasaría si cada uno de nosotros nos hiciéramos la pregunta ¿Qué nos motiva en nuestros trabajos? Pues que muchas de nuestras respuestas se centrarían en aspectos que se escapan a nuestro control y que dependen de acciones y decisiones de otros.
Entre estas respuestas nos podríamos encontrar, “una subida de sueldo”, “un ascenso”, “ser reconocido dentro de mi entorno profesional”, “cambiar de jefe”, “trabajar en una multinacional”, «Qué me hagan caso»….(y otros muchos ejemplos).
Existen personas que encuentran la motivación desde su interior y lo utilizan hacía el exterior y otros que buscan elementos externos que les motiven, evitando ser protagonistas de su propia motivación.Esta claro que todo lo anterior es o puede ser una fuente de motivación, pero con una naturaleza caduca, ya que una vez conseguido el objetivo, la motivación desaparecerá, pensar dentro de vuestro entorno en personas que han conseguido un ascenso o una subida de sueldo en los últimos meses, ¿Aún siguen motivados desde que les ocurrió?, ¿Ha provocado un «antes» y un «después» esta acción en la persona? o por el contrario después de un periodo concreto ¿se comporta de la misma manera, se queja de las mismas cosas y posee una actitud similar a la de antes de recibir esta «fuente de motivación»?
No podemos basar nuestra motivación en elementos exogenos «externos» a nuestra propios actos o pensamientos, ya que son elementos que no controlamos y si nuestra motivación depende de la consecución de los mismos, podemos caer en una gran dependencia de elementos que se nos escapan de las manos, lo que puede provocar la frustración y un bajo indice de motivación.
Son muchos los estudios y experiencias que corroboran que existe un vínculo muy directo entre el grado de motivación y el grado de rendimiento de una persona, al igual que se ha comprobado el vínculo entre la actitud positiva y el rendimiento, y tampoco creo que a nadie le sorprenda decir que el éxito profesional está o al menos “debería” estar muy vinculado a altos indices de rendimiento profesionales.
Por lo que podemos concluir que si alcanzamos unos indices altos de motivación y de actitud positiva podemos conseguir de manera continuada unos mejores indices de rendimiento profesional, y nos resultará mucho más sencillo conseguir los éxitos profesionales. Y si tan claros son los beneficios tanto para las personas como para las organizaciones de mantener una actitud positiva, ¿Por qué no nos esforzamos en conseguirla de manera más continua? y ¿Por qué en las organizaciones no se potencia este tipo de actitudes?
La motivación se refleja en el espejo de la actitud, y es por ello que independientemente de todos los posibles elementos de nuestro entorno que puedan perturbar en nuestra actitud, deberíamos intentar, en todo momento, que esta sea positiva, más aún si además posees un puesto de gestión en el que tus actitudes y acciones son vistos e imitados por tu equipo.
Muchos pensaréis que todo esto está muy bien y que el papel…”en este caso el post” lo aguanta todo, pero que otra cosa es luego tu trabajo, tu jefe, tu equipo, su sueldo, la presión, los resultados…. en resumen el día a día, y que por muy motivados que estemos por la mañana todos estos factores merman nuestra actitud y nuestra motivación…. y yo os puedo responder…. Si tenéis razón, ¿y?.
¿Todo esto es excusa para resistirnos a dar lo mejor de nosotros mismos?.
La reflexión es muy sencilla, ¿Qué ocurre si pasamos de todo, sabiendo que es complicado?, pues que nuestra motivación empezará a descender poco a poco, nuestra actitud ante el día a día será neutra “en el mejor de los casos” o negativa, por lo que haremos lo justo y necesario que nos exija nuestro puesto de trabajo, y ya.… ¿para qué más?, y nuestro rendimiento será entre normal y bajo, y entonces es cuando podéis decir adiós a todas esos elementos que según la mayoría conseguirían motivarnos…”mayor sueldo”, “ascensos”….
Seamos sinceros, si de vosotros dependiera, a quién premiarías, aumentarías el sueldo, ascenderíais… ¿a una persona que hace su trabajo y su actitud es entre neutra o negativa o a una persona que se automotiva, que busca lo mejor de si misma, y que va más allá siempre desde una actitud positiva?.
Pues eso… que el Santo Grial de la motivación…no hay que buscarlo fuera…. no os confundáis, depende de nosotros mismos, de las ganas que le pongamos, de las acciones diferenciales que hagamos, de la actitud que tengamos.
¿Qué experiencia preferís como cliente? ¿Y si tuvierais que elegir entre ser uno u otro camarero?, Todos podemos elegir ser estos dos camareros dentro de nuestros diferentes puestos de trabajo, da igual cual sea nuestra posición, porque la diferencia la marca la persona y su actitud ante el trabajo.Plantearos por ejemplo la diferencia que hemos experimentado, cuando por ejemplo hemos sido atendidos por un camarero que se preocupa por su trabajo, sonríe, escucha, es atento y su orientación al cliente es total, y cuando ese camarero hace sólo su trabajo: escucha lo que quiere el cliente, se lo sirve y le cobra….sin sonrisa, sin valor añadido.
Las empresas que triunfan son las que logran unir a más de estas personas que brillan en los diferentes puestos de trabajo que la forman.
Elimio Duró plantea en sus discursos que “No hay nada peor, que un tonto motivado”, pues bajo mi punto de vista, es peor tener en nuestro entorno a personas desmotivadas, ya que a parte de que no intentarán mejorar o avanzar por encima de sus posibilidades, correremos el riesgo de que poco a poco su falta de motivación se contagie, por lo que para mi la frase es «No hay nada peor que una persona desmotivada, y más si es un mando, sea este muy listo o muy tonto»
Basado en el artículo publicado en HRLab, el 3/10/2011; http://hrlab.es/2011/10/03/el-nuevo-santo-grial-la-motivacion/
Hola José Luis, ante todo gracias por este valioso aporte. Desde mi perspectiva este es un tema del cual pudieramos hablar largo y tendido porque hay mucho qué decir y tal como planteas hoy por hoy la MOTIVACIÓN es algo vital en cada grupo, institución, empresa, etc.. y considero que muchas organizaciones han perdido el Norte y de una forma hasta ingenua muchas veces promulgan la motivación a través de factores exógenos materiales y esperan obtener como consecuencia lógica una motivación genuina, ERROR; de la misma manera muchos colaboradores por no decir que la mayoría, hasta expresa que su motivación hacia el trabajo y su estadía en una empresa determinada depende enteramente de los ¨beneficios¨ tangibles que perciban. entonces, qué ocurre cuando estos varían, menguan o desaparecen?.
Cada vez más salen al mercado ofertas en ocasiones hasta abrumadores sobre empresas o profesioanles expertos en desarrollar la motivación organizacional, y esto también refuerza la idea de que es algo que podemos obtener como un producto comercial y dejamos de lado el valioso sentido que tiene, que es muy parecido al calor humano que se requiere adherido a una palabra o gesto de cariño.
Es muy importante que tanto empresas como colaboradores se interesen por cultivar relaciones sanas, armónicas y productivas de forma tal que sin mayores adornos esto provee la motivación.
El mismo día de este post acababa de leer Sonríe o muere de la gran Barbara Ehrenreich. Leí y releí tu post hasta que me inspiró este comentario (largo, lo sé…) sobre motivación y pensamiento positivo, así que antes que nada gracias José Luis y Bárbara (a ésta, por liberarme del estigma que supone ser una ceniz en nuestros días, aunque nunca lo sabrá…)
En primer lugar un pequeño viaje de repaso por la historia de la gestión empresarial:
1) S. XVIII: la gestión empresarial pasa de padres a hijos
2) Primeras décadas del s. XIX: los problemas se enfocan de forma raciona. Métodos de dirección bien pensados, planificación…
3) Década de los 80: downsizing, reestructuración, reingenería…el capitalismo que destruye todo, incluida la lealtad de los trabajadores: Buf, qué alivio no ser responsables de los trabajadores!. Todos somos prescindibles. Sálvese quien pueda! Sólo importan los accionistas
4) Prima la intuición, las corazonadas, el carisma sobre la experiencia y el conocimiento, el líder es lo más parecido a un orador motivacional con ciertos rasgos de divinidad, visionario, rozando lo oriental… La antirracionalidad!
Con las reestructuraciones y la actual crisis económica llegaron los despidos masivos y así, los parados deben convertirse en comerciales de sí mismos. Entonces, aparece Tom Peters con el concepto marca personal. Y aquí es cuando entra en escena la “motivación”.
Las empresas buscan incansablemente formas para subir la moral de los que se quedan “en la casa”: despiden a uno de cada tres y luego ponen un póster en la pared, como quien intenta taponar una herida con una simple tirita o como durante la guerra de Corea, en la que los mandos militares organizan espectáculos para subir la moral de las tropas. Así, por ejemplo, contratan a Glenn Miller y su orquesta para divertir a los soldados, lo mismo que hacía Bob Hope o la mismísima Marilyn Monroe.
Como no se puede cambiar la realidad, porque eso nos llevaría toda la vida, y a ver quién es el guapo que se atreve a sacrificar toda su vida por ello (éstos eran los de antes), pues cambiemos nuestra percepción de la realidad, de negativa a positiva: fácil y sencillo!
Así, las empresas fichan a grandes oradores en las convenciones de final de año, regalan libros de autoayuda a sus empleados para su cumpleaños y organizan acciones outdoor de motivación para crear empleados motivados capaces dar todo incluso en el contexto actual, que no es nada!. Y por si fuera poco, se habla espíritu de equipo, justo en medio de los despidos masivos: una contradicción en toda regla! Y es que la persona que sabe trabajar en equipo es alguien positivo, alguien que siempre sonríe, que no molesta y que se somete contento y alegre a lo que le pida su jefe: el trabajador perfecto!
Pero como bien dijo Kersten, personaje de los pocos que tuvo la gran idea de parodiar y comercializar ese tipo de artículos que le gustaban a su jefe, en unos de sus pósters: “Si te basta con una foto chula y una frasecita para motivarte, es que tienes un trabajo muy fácil… uno de esos que dentro de poco harán los robots”. Sin embargo, ante el temor a perder su puesto de trabajo, los empleados cambiaron retribución y seguridad por pensamiento positivo. Así que ahora tenemos un montón de trabajadores motivados. No si el que no se conforma es porque no quiere!
Yo, como Seligman, el rey de la psicología positiva, son una “pesimista de tomo y lomo”, sí, sí, una “una nube de tormenta andante”, tormenta ácida… aunque a diferencia de él, y para corroborar mi negatividad una vez más, ello sí que jugará en mi contra, porque ser negativo, en los tiempos que corren, es ser un mal profesional. Pero soy así y no voy a cambiar ahora, a mis 44 años, porque de otro modo no tendría la fuerza, la motivación a la que alude José Luis en su post, para luchar cada día: es mi gasolina… es mi marca personal!