Muchos de los jefes que han pasado y pasarán por nuestras vidas no serán más que un recuerdo lejano, de los que no recordaremos prácticamente nada, (ni bueno ni malo) sencillamente nada…. es una realidad y está provocada por que ellos nos gestionan para que así suceda, en su mayoría son capataces que nos hacen cumplir órdenes, nos indican nuestras tareas y controlan nuestros resultados…. su recuerdo será resultado de su estilo de gestión, «recuerdo borroso vinculado a gestión borrosa«

Por el contrario hay determinados jefes que sí que nos marcarán, tanto para bien como para mal y los recordaremos durante toda nuestra vida, ellos serán el centro de nuestras batallitas o de nuestras iras, y muy probablemente también marcarán la manera en la que nosotros nos comportaremos con nuestros propios equipos.

Yo también tengo en mi memoria una gran cantidad de jefes de los que sólo recuerdo el nombre, y unos pocos que me han marcado para siempre, a veces sólo recuerdas una frase o una determinada actitud o un comportamiento.

Yo nunca podré olvidar cuando yo empezaba en esto de los recursos humanos con muy poca experiencia (lo reconozco), pero con todas las ganas del mundo y una gran motivación por hacer cosas, replantear y buscar los por qué de las cosas. A mí no me valía entonces como tampoco me vale ahora que me dijeran que determinada cosa se hace así por qué si…. Y cómo no mi replanteamiento constante pues topó en una noche de trabajo intenso con un responsable que estaba más preocupado de cerrar lo que estábamos haciendo que el escuchar mis sugerencias y preguntas sobre porqué tenía que ser como se estaba haciendo y si no podía funcionar mejor de otra forma….

Mi jefe entonces sirviéndose de toda su experiencia y el gran conocimiento que un jefe debe aportar a los miembros del equipo, para desarrollarles y hacerles crecer profesionalmente, sentenció mis replanteamientos con un «Es que a ti no se te paga por pensar»….. “touche”….

el-pensador-de-rodinGracias a esta frase pasó directamente a tener una estrella en el paseo de la fama de mi memoria, por este tipo de actuaciones se tendría que haber ganado un premio al mejor gestor de personas, ya que claramente fue todo un ejemplo de cómo motivar y desarrollar a las personas.

No creo que fuera consciente de lo que consiguió en ese mismo instante con su frase lapidaria, pero está claro que al poco tiempo pudo comprobar el resultado por el mismo, trataré de resumir (de forma elegante) y con la perspectiva que te dan los años, lo que pasó por mi mente en ese momento…

  • Pedirle a una persona que no piense es como pedirle que no respire, si quieres personas que no piensen compra un ordenador que ejecute órdenes.
  • Mi ventaja competitiva y la de cualquier trabajador es la capacidad de mejora y de innovación, y está vinculada directamente con sus ideas y su posibilidad de replantearse y mejorar el orden establecido.
  • Si no me pagas para pensar…. ¿Para qué me pagas? ¿Qué se espera entonces de mí?

Pensando en aquella situación, que como ya he dicho, no voy a olvidar nunca, me hubiera gustado ser capaz de haber tenido el valor y también la perspicacia de contestarle en ese mismo momento con otra frase que en este caso el recordaría para el resto de su vida….

¿Qué no me pagas para pensar? No te preocupes, qué no hace falta que me pagues por pensar, pensar en mi es innato, así que te sale gratis.

Este tipo de «malas» experiencias la hemos tenido la mayoría de trabajadores, y demuestra que los gestores de personas son un colectivo clave, ya que marcan la vida de los trabajadores que pasan por su mando. ¿Cuantos grandes talentos se han desperdiciado por estos jefes tóxicos?, ¿Cuanta motivación se ha perdido por jefes desmotivados y quemados que han quemado a sus equipos?, ¿Cuánto potencial ha quedado tapado por el miedo de un jefe a que su equipo le supere?

El pasado no se puede cambiar, pero muchos de los que ahora estamos asumiendo este rol de «gestores de equipos», no podemos hacer vivir las malas experiencias que hemos vivido, utilicemos estas como «Best practices» de lo que no tenemos que hacer…. pensar que tenemos tres opciones.

  1. Pasar sin pena ni gloria por el subconsciente de los miembros de nuestros equipos, convertirnos en una nube gris, en un nombre, en algo que no provoca reacción cuando se piensa en nosotros, ser un “jefe sombra”.
  2. El ser aquel responsable tóxico, que considera que ahora que ha conseguido ser jefe va a desarrollar la gestión del «ojo por ojo», haciendo lo mismo que le hicieron a él, provocando con esta práctica otra legión de futuros jefes tóxicos, que tanto abundan en las organizaciones actuales y que son la principal causa por la cual, seguimos teniendo prácticas del siglo pasado (presencialismo, subjetividad, miedo al éxito de los equipos, falta de comunicación «la comunicación es poder»….)
  3. O puedes convertirte en un verdadero gestor de personas, en aquel «escaso bien» que alguno de nosotros hemos tenido la suerte de tener, un jefe que te desarrolla, te motiva, te marca y que puede y debe convertirse en modelo de comportamiento.

La semana pasada escribí «Los 10 mandamientos del (gestor de personas)” y no quiero ser repetitivo con los aspectos que considero fundamentales a la hora de desarrollar el rol, pero si quiero insistir en lo crítico de este rol y la influencia que podemos tener con respecto a la vida, el desarrollo, el compromiso y el potencial de los trabajadores que se crucen en nuestro camino.

Yo lo tengo muy claro, mi estilo de gestión se centra en la máxima «comportarte con tu equipo como a ti te hubiera gustado que se hubieran comportado contigo«. Si algún día sale de mi boca la frase «Yo no te pago para pensar»…. creo que me deberían de quitar «el carnet de gestor» y no dejarme volver a ejercer, porque una de las responsabilidades fundamentales que tenemos que fomentar entre nuestros equipos es esa… «QUE PIENSEN, QUE NO PAREN DE PENSAR, QUE INNOVEN, QUE MEJOREN LAS COSAS, QUE SE DESARROLLEN Y QUE DESARROLLEN LAS ORGANIZACIONES, LA SOCIEDAD Y POR QUÉ NO EL MUNDO«.