Tanto buscar la fórmula para desarrollar el talento dentro de nuestras organizaciones y va a resultar que la solución partía del propio talento.

Esta fue una de las reflexiones que más llamó mi atención del libro “De Newton a Apple” ya que según su autor “el talento genera más talento” y para ello expone ejemplos en los que personas con talento en determinados campos como la literatura, la pintura, o la música, no estuvieron solos en su genialidad, sino que por el contrario solían estar rodeados de personas con talento, y gracias a la suma de talento se crearon grandes revoluciones culturales o sociales.

Ejemplos ilustrativos son la época renacentista, en la que figuras como Leonardo Da Vinci, crecieron rodeados de otros grandes talentos, también en el mismo ámbito se podría poner de ejemplo a Rubens como estandarte de la gran escuela flamenca o El siglo de Oro que fue el resultado de la suma de una gran cantidad de talentos literarios españoles Góngora, Quevedo o Lope de Vega, que intentaban superarse entre ellos y desarrollar la mejor de las obras.

gota2Parece entonces que la fórmula secreta para tener el talento dentro de nuestras sociedades y organizaciones, pasa únicamente por descubrir este primer talento y que a través de la imitación se extienda como si fuera una gota de aceite.

Me interesó tanto la reflexión sobre el desarrollo de talento que fui a buscar el libro de Dan Coyle “Las claves del talento” en el que recordaba que el autor planteaba una tesis similar sobre la importancia de la imitación del talento para el aumento del mismo.

El análisis de Coyle va más allá del “efecto imitador del talento”, y expone que no solamente es necesario el talento para desarrollar más talento, ya que hay ejemplos en la historia en la que un gran genio sólo fue eso, un gran genio aislado en su tierra y descubierto años después, por lo que no sirve sólo con tener un primer talento que luego sea imitado.

Sino que para desarrollar el talento se necesita a parte de un ejemplo al que imitar, una estructura que lo posibilite, que dote de oportunidades para que los que quieran imitar el talento puedan hacerlo, e incluso superarlo.

Pero antes de esta estructura y el soporte oportuno, se tendrá que dejar claro que tipo de talento queremos fomentar y cual no es necesario dentro de nuestra sociedad (macro) y organizaciones (micro).

Así por ejemplo Da Vinci pasó a la historia y pudo desarrollar su talento junto con otros grandes artistas de los campos de la escultura o la pintura, porque el arte era fundamental para la sociedad Florentina, este era el perfil a imitar, ya que eran respaldados y respetados.

¿Y por qué la sociedad florentina y sus mecenas apoyaron el talento de sus pintores, arquitectos y escultores y no lo hicieron con sus escritores o con sus cantantes?

Pues fue una cuestión de decisión, centrada en componentes sociales e históricos, que definieron el tipo de talento que querían desarrollar.

Hoy hablamos mucho de que el talento nos tiene que sacar de la crisis, que a través de los empresarios o emprendedores y sus grandes ideas vamos a salir del pozo.

Pero ¿Sabemos que talento queremos? Y no digo a grandes rasgos, sino ¿Qué perfil queremos imitar y potenciar? Pongamos que queremos emprendedores y empresarios ¿Cómo vamos de ejemplos a los que imitar?, ¿Estamos haciendo lo posible para estimular el desarrollo de este tipo de talento?, ¿Les damos cobertura a los que quieren destacar?, ¿Les incentivamos?, ¿Les aplaudimos o los ignoramos?, ¿Los mostramos como ejemplo de nuestro país para que sean imitados por otros?

En las organizaciones, nos cansamos de decir que queremos “reclutar talento”, “retener talento”, “desarrollar talento”….talento, talento, talento…. Pero ¿Qué es para nosotros el talento?, ¿Qué perfil o perfiles queremos desarrollar?, ¿Tenemos ejemplos en nuestros directivos o mandos intermedios? Y lo más importante ¿cumplimos con los elementos que parece que son los que funcionan para desarrollar este talento?

Pues si no lo hacemos ni tanto a nivel micro (organización) ni a nivel macro (sociedad) no le pidamos luego peras al olmo.

Da Vinci, estaba en una sociedad en la que los artistas eran fundamentales, Florencia estaba rodeada de personas con talento de los que Da Vinci aprendió y se estimulo y también sirvió de estimulo para muchos otros, pero también tenía mecenas que colaboraron con su obra y toda una sociedad que le dio los proyectos que necesitaba para pasar a la historia. Tenía talento, y no solo él sino una gran cantidad de escultores, pintores, arquitectos…. y eso no se desarrolló sólo por imitación, sino por convicción social, que dotó de los medios necesarios para conseguir el talento que querían tener y por el cual querían ser recordados y envidiados.

Y nuestra sociedad y nuestras organizaciones ¿Por qué tipo de talento queremos ser recordados?, ¿Qué tipo de perfil queremos imitar y desarrollar? Sea cual sea la respuesta, tendremos que darnos prisa en construir los elementos que posibiliten la imitación y el desarrollo del perfil o perfiles elegidos ya que  la otra opción que tenemos es que nuestro talento emigre a otros países en los que si quieran imitarlo y desarrollarlo.